La Folía, una fiesta con sabor marinero
Dos españoles recorren desde hace 3 años el mundo en barco | |||||||||||
Andoni y Lucía "hacen camino al navegar". Llegaron hace varios meses a la ciudad y decidieron hacer un parate antes de seguir con el viaje. Una experiencia de vida que sorprende | |||||||||||
Fuente: elsolquilmes.com.ar |
Mallorca rebaja sus barcos a mitad de precio para acabar con la peor crisis de ventas
Un impuesto de matriculación del 12% que nadie más cobra en Europa ha sacado del mercado a la náutica mallorquina - El parón en la venta y alquiler de embarcaciones se ha contagiado a los servicios e industria que viven del naval
ALBERTO MAGRO. PALMA La náutica mallorquina no moja. Amarra en seco, que es más barato. Tras dos años de velas plegadas y barcos al pairo, la campaña 2011 comienza con olor a Trafalgar: se masca la derrota. Otra derrota: el año pasado fue el peor que recuerda el sector, con caídas en las reservas de amarres antes del verano de hasta el 30% en puertos como el de Alcúdia. Y para este verano las previsiones no son mejores. Ni en la venta de barcos, ni en el alquiler de yates, ni en la reserva de amarres, ni en la actividad de los astilleros dedicados al mantenimiento, que han vivido su tercer invierno consecutivo de galerna económica y brazos caídos con poco que reparar: si no hay barcos, no los hay para nadie.
Y no fluyen los euros ni se venden barcos. Ni pequeños ni grandes. Ni cubiertas de lujo con suite a bordo, ni lanchas de proa afilada en mil travesías. Ni siquiera a precios que habrían dado risa hace tres años. "Hoy el que vende a la mitad de lo que pide tiene mucha suerte. He visto ventas de yates de 4 millones que se acabaron firmándose por 1,4 millones después de mucho tiempo. O de barcos de dos millones vendidos por menos de 700.000 euros", resume Pat Bullock, empresaria estadounidense que hace treinta años convirtió Mallorca en sede de su empresa de importación de barcos de lujo y hoy tira de memoria y experiencia para aseguran que el sector vive uno de sus momentos más delicados en la isla.
Descuentos de hasta el 70%
Con la oportunidad que eso conlleva, que toda moneda tiene dos caras: basta un sondeo rápido y superficial entre las empresas y webs de venta de barcos para encontrar en Mallorca veleros de 15 metros de eslora y seis años de vida por menos de 60.000 euros. O embarcaciones a motor de siete y ocho metros por menos de 50.000. O barquitas con motor a precios de coche de segunda mano.
Pero lo que es bueno para el comprador no suele serlo para el vendedor. "Es que si para vender hay que bajar un 65% el precio, ya me dirás", zanja Bullock, que se confiesa "muy pesimista": tres años luchando contra los elementos hacen mella hasta en la moral del capitán más curtido. Y los elementos rugen con fuerza, subraya Margarita Dahlberg, presidenta de la Asociación de Empresas Náuticas de Balears: "Es que estamos en una situación horrible que va a peor. Hay ofertas de más del 50% y no se está vendiendo nada. ¡Nada! El impuesto de matriculación nos está matando".
El impuesto de matriculación: la bicha para la náutica española, que habla de ese 12% que ha de pagar todo barco que navegue por aguas españolas como el enemigo común, el cáncer que curar, el factor clave que ha hecho que los muelles de Mallorca pierdan su posición de privilegio en favor de los puertos de Francia, Italia, Chipre o incluso Marruecos. De ello fue a hablarles a los diputados del Congreso Juan Gual, presidente de la Cámara de Comercio de Mallorca, una de las instituciones más vigorosas en la defensa de una actividad que consideran estratégica: la náutica. "Es prácticamente el único sector en que Mallorca va a poder crecer", recalca Gual, que enseguida se mete en harina: toca hablar de la bicha, ya saben, la matriculación y sus desgracias, que son muchas.
"Tenemos un sector náutico competitivo que no puede competir porque el Estado nos saca del mercado con un impuesto: ese 12% que no cobra nadie más en Europa contribuye a que nos hayan adelantado Francia e Italia, que hace 20 años estaban por detrás", argumenta Gual, que cree que sus señorías del PSOE, el PP y compañía abrieron los ojos al negocio cuando les explicó la situación en el Congreso hace solo una semana. "Lo comprendieron, creo, se dan cuenta de que es absurdo hundir un sector que genera 1.000 millones de euros al año y atrae 600.000 turistas por un impuesto con el que se recaudó el año pasado un total de 20 millones en España y 1.054.000 euros en Balears".
"Caza de brujas" en el mar
Las cifras son ridículas, pero bastan para matar al sector: ¿Quién paga 250.000 euros de impuestos por amarrar un barco en Mallorca si le cuesta exactamente cero echar el ancla en Córcega o Cerdeña? Para que se hagan una idea, Balears recauda diez veces más solo con el impuesto sobre el alcohol que con la matriculación de barcos. Por eso el daño es más psicológico que recaudatorio: el impuesto resta atractivo, aunque no actúa solo: según el sector se ve agravado por el impacto de lo definen como "caza de brujas" en el mar: "El año pasado vimos a la Guardia Civil intervenir en el mar para preguntar a turistas que están con un yate chárter cómo es que ellos son ingleses y su bandera es de Bahamas. Vienen a estar tranquilos y les salen con estas. Después de dos escenas de estas, pierden las ganas de venir a Mallorca", denuncia Gual.
Sus críticas encuentran respaldo en anécdotas similares de Pat Bullock y de Margarita Dahlberg. "Es una persecución. Están asustando a nuestros clientes. –recalca Dahlberg–. Lo hemos visto en las ferias náuticas de este invierno en París, Mónaco y Düsseldorf, donde vimos que hay negocio y gente interesada en venir a Mallorca que se echa para atrás por el impuesto de matriculación y por el miedo a Hacienda que, encima, cuando reclaman el 12% lo piden sobre el valor del barco que ellos quieren. Dicen que vale un millón y te cobran 120.000 euros. Si dicen que vale 2, pues el doble. No aceptan peritajes independientes"
Turistas con dinero
¿Resultado? Los barcos buscan horizontes menos turbulentos. "Tengo un montón de expedientes en mi mesa de barcos que quieren venir a Mallorca y que no vendrán porque no saben ni cómo les van a liquidar el impuesto de matriculación", define Bullock. Asiente Patrick Reynés, director de Marina Port de Mallorca y presidente de la Asociación de Instalaciones Náuticas Deportivas, que insiste en lo más importante: si no hay barcos, no los hay para nadie: "Por ese 12% se pierde mucho dinero de impuestos, porque esos barcos y quienes los usan compran en nuestras tiendas, comen en nuestros restaurantes, amarran en nuestros muelles, tienen aquí tripulaciones en invierno que consumen en Mallorca, y reparan sus embarcaciones en nuestros astilleros. Todo eso se pierde".
Y todo eso es mucho: una pila de euros. La tiene cuantificada la Cámara de Comercio, que ofrece cifras esclarecedoras: un turista náutico que llega a Mallorca se gasta cinco veces más que uno normal. Y está el doble de tiempo. O dicho en números, para los fanáticos del guarismo: el náutico se deja 1.260 euros por estancia, mientras el veraneante de a pie, el de chancla en aeropuerto, gasta 280 euros. Por eso interesa el náutico. Y por eso el sector y la Cámara unen fuerzas contra el impuesto que amenaza con dejar al mar y sus barcos fuera de la fiesta que se espera en la temporada que ahora empieza.
"Será un boom hotelero, no náutico", certifica Bartomeu Bestard, director del puerto Alcudiamar, que sabe que de los 6.000 barcos que Mallorca repara al año comen muchas bocas. Tantas como de los restaurantes y comercios que alimentan a navegantes y marineros. "Ese es otro error: se ve la náutica como algo de ricos y se olvida el empleo que da". Y en ese olvido zozobra un sector que amenaza con irse a pique. O eso teme Dahlberg: "No olvidemos que perder el mercado es duro, pero más difícil es recuperarlo. Y lo estamos matando". Por eso no se venden ni las gangas.
Tabernas y restaurantes alrededor del muelle y la plaza, en un singular ambiente
Encastado en una bahía estrecha, Cudillero todavía centra su vida en el trajín de los pescadores. En los últimos años han proliferado las tabernas y restaurantes alrededor del muelle y la plaza mayor. La localidad asturiana de Cudillero, una de las villas costeras más bellas del litoral del Cantábrico. cuenta aproximadamente con 2.000 habitantes. Las casas parecen colgadas de las colinasque circundan la villa. Tres empinadas laderas la rodean a modo de anfiteatro. Cudillero invita a perderse por sus callejuelas y escalinatas que conectan todos los rincones de la villa. Escabullirse por las intrincadas calles es un verdadero placer. En las casas se observa el ambiente marinero: redes, anzuelos, aparejos y largas cañas con las que se pesca la suculenta y exquisita merluza del pincho. De los balcones y ventanas cuelga el curadillo, pescado que se deja secar para que esté a punto de echar a la cazuela; antiguamente la mucha o poca cantidad de pescado colgado a secar marcaba las posibilidades económicas de cada casa.
La actividad principal de Cudillero es la pesca. Puede verse por la tarde la arribada de las barcas con su carga. Hace unos años, la rula o lonja de pescado estaba situada en lo que es hoy día el hogar de jubilados. La nueva rula se encuentra al final del puerto nuevo, donde podemos encontrar el pequeño astillero y nuevas edificaciones industriales relacionadas con el mar, que van configurando un nuevo aspecto de la villa.
Cudillero pasó a la historia de la literatura en la novela 'José', de Armando Palacio Valdés, quien, en su 'Rodillero' drescribía sin lugar a dudas a Cudillero.
Otra curiosidad de la villa es que aparece en la conocida película 'Volver a empezar', de Garci, primer oscar del cine español.
Los habitantes de Cudillero reciben el nombre de pixuetos, apelativo que ostentan con gran orgullo y que realmente no se sabe a ciencia cierta de dónde procede. Hay que decir que al suculento rape se le llama pixín, cosa que hace pensar que la raíz de ambos vocablos es la misma, es decir que provienen seguramente de la voz 'pix'(pez).
La palabra Cudillero tiene su origen en 'codo' o 'codillo', debido a la especial forma de la villa. En el siglo XIII se llamaba Codillero. En el pasado, la villa estaba dividida en dos barrios, el de la Cai o parte alta, ocupado por los 'caízos', y el de Cuideiru o parte baja, junto al puerto, habitado por los 'pixuetos'. Los primeros ejercían oficios terrestres, los pixuetos eran, como reza su nombre, pescadores.
Los pixuetos menospreciaban a los aldeanos o caízos, de los que afirmaban que sólo compraban caballa y chicharro, es decir, pescado de inferior calidad.
El edificio más antiguo de la capital pixueta es la capìlla del Humilladero, gótica del siglo XIII, aunque la que hoy se conserva es sólo una parte de la capilla primitiva, que estuvo siempre ligada a las devociones de las familias marineras. También levantada por iniciativa del Gremio de Mareantes es la iglesia parroquial de San Pedro, de mediados del siglo XVI, empezada por el maestro de obras de la catedral de Oviedo y reformada varias veces más tarde. El edificio del Ayuntamiento se levantó, bajo la dirección de Coello, a mediados del siglo XIX, en el solar donde estuvo la fortaleza medieval de los señores feudales de Omaña. No se debe olvidar visitar, en el pueblo de El Pito, el conjunto monumental de la familia Selgas. Es también interesante la visita al faro.
Si Cudillero de día es hermoso, de noche, con una excelente iluminación, es de una gran belleza. La villa tiene atractivos con los que a veces no repara el visitante. Aparte de perderse caminando por las calles de Cudillero, se puede subir hasta el mirador. Por la tarde es una delicia pasear hasta el puerto. Con ganar de moverse un poco, se puede llegar hasta el final de la barra, en el puerto nuevo.
Viniendo por la carretera N-632, pasados Oviedo y Avilés (ciudades a las que no es necesario entrar), se debe tomar la dirección de Ribadeo-A Coruña. Aproximadamente a unos veinte kilómetros, se encuentra la primera entrada a Cudillero, por el pueblo de El Pito.
Es una entrada muy agradable, pero hay que seguir con el coche hasta el gran aparcamiento que se encuentra al final del puerto nuevo.
Siguiendo por la carretera, sin entrar en la entrada de El Pito, a unos pocos kilómetros se encuentra la entrada a Cudillero por Las Dueñas. Aquí existen dos opciones, seguir a la derecha por el pueblo de Villademar y llegar también al aparcamiento, o seguir recto por la nueva carretera hasta el aparcamiento. Hay que señalar que el último tramo de esta buena carretera es bastante empinado.
Para información en general, el aparcamiento grande tiene mucha capacidad y caben a la vez un número importante de autocares. A partir de ese instante, hay que paladear el ambiente pesquero, paisaístico y pesquero de la villa.