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La regata del We Ware Water

12.05.2011

La regata del We Ware Water

El We Are Water ha protagonizado una regata dura que ha requerido el máximo esfuerzo de sus patrones, Jaume Mumbrú y Cali Sanmartí, y dos paradas técnicas (en Wellington y Ushuaia) para cumplir su objetivo. Este no era otro que completar la circunnavegación llevando el mensaje de la Fundación We Are Water alrededor del mundo, ayudando en la concienciación sobre la escasez de recursos hídricos. De paso, ambos patrones cumplían un sueño largamente buscado, un reto personal al alcance de muy pocos, como es completar una vuelta al mundo.

El inicio de la Barcelona World Race fue muy positivo para el We Are Water, con una navegación muy acertada en las primeras dos noches, y logró pasar el estrecho de Gibraltar con cuatro barcos por la popa.
Ya en el Atlántico llegó el primer contratiempo. El primer frente con entre 25 y 30 nudos de proa originó un incidente al fallar el piloto automático en mitad de la noche. Con el barco medio volcado, Cali Sanmartí sufrió una contractura de espalda que le dejó postrado obligando a Jaume Mumbrú a trabajar al límite casi hasta Canarias.
Este esfuerzo y cansancio extra originó otro incidente a la altura de Cabo Verde: la pérdida de un spinnaker en una maniobra de arriada, que lo dejó inservible tras caer al agua. Era una mala noticia justo cuando comenzaban a soplar alisios, pues se quedaban sin la vela más conveniente, viéndose sobrepasados por todos sus rivales. Fue un duro golpe anímico para Mumbrú Sanmartí, que escribieron: “Tras la rotura estamos perdiendo contacto con los barcos cercanos, pues las condiciones actuales (20-24 nudos NE) son perfectas para la vela perdida. Navegamos en su lugar con el gennaker fraccionado, lo que nos hace unos 2 nudos más lentos cada hora y nos obliga a navegar 10 grados más orzados »
Sin embargo, el paso de las calmas ecuatoriales fue poco menos que ideal para el We Are Water, que encontró la ventana perfecta para no detenerse. Ya en el Atlántico Sur adelantaron al Fòrum Marítim Català y se acercaron al grueso de la flota. Fue probablemente el momento más dulce de la regata para el We Are Water, que tras casi veinte días de regata estaba a poco más de 300 millas del líder, por aquel entonces el Estrella Damm.
El anticiclón de Santa Helena, sin embargo, produjo un corte entre la cabeza de la flota y los tres últimos (Central Lechera AsturianaForum Marítim Català y We Are Water), que se quedaron descolgados. El Gran Sur con sus puertas de seguridad fue complicado para el Sanmartí Mumbrú, que tuvieron poca suerte con la meteorología, ya que cada vez que tenían que ascender hacia las puertas encontraban vientos de proa, siendo el We Are Water un barco radicalmente concebido para vientos portantes.
Agua y electrónica no se llevan bien
La navegación transcurrió sin incidentes hasta el mar de Tasmania, donde se formó una fuerte borrasca justo sobre ellos, con entre 50 y 60 nudos de proa que pronto pasaron a ser de popa. Esto originó un oleaje muy peligroso y en una clavada de proa una ola de popa los atravesó y escoró el barco brutalmente, rompiéndose la lona protectora del tambucho y entrando gran cantidad de agua en la cabina. En ese momento se produjo un apagón electrónico a bordo y saltaron todas las alarmas. Mumbrú Sanmartí pusieron el We Are Water a la capa y empezaron a achicar. Poco a poco fueron recuperando equipos, pero algunas piezas se habían dañado. Esperaron una calma para reparar que nunca llegó. Así, el mar no les dio tregua y les obligó a plantearse una parada en Wellington. Pero pasando el Estrecho de Cook sin intención de detenerse la meteorología se complicó y les hizo dar media vuelta y fondear unas horas. Las condiciones de viento duro de proa aconsejaban una escala para asegurarse de que el barco podía seguir adelante tras el incidente de la ola.
La rotura de la botavara
Al retomar la salida las condiciones fueron mejores, con vientos portantes moderados hasta unas 1500 millas de Hornos, donde encontraron una gran borrasca con vientos densos del sur de entre 50 y 60 nudos, que tuvieron que afrontar con las máximas precauciones, arriando solent y mayor. Pero un inexplicable golpe de mala suerte rompió la botavara en una ola cuando navegaban sin problemas con el tormentín. “Nunca antes habíamos recogido y fijado con tanto cuidado y rigor la botavara y la vela mayor. No entendemos qué ha podido ocurrir. Nos miramos con rabia. Esta no la esperábamos…”, escribieron los patrones. Mumbrú Sanmartí se plantearon si podrían arreglarlo fondeados cerca de Ushuaia por sus propios medios, pero el intenso frío complicaba que la reparación fuese fiable. Así, los patrones valoraron que lo más correcto era efectuar una parada en Ushuaia.
Reparada la botavara reemprendieron la marcha en el Atlántico, que salvo una borrasca cerca de Malvinas les presentó pocas dificultades serias, aparte de largos días de ceñida prácticamente hasta Madeira. Allí encontraron un frente que les acercó más rápido al Estrecho de Gibraltar y al Mare Nostrum, el último y tranquilo tramo hacia el éxito de la llegada a Barcelona. « Nos adentramos de nuevo en el Mediterráneo con un mar suave y una luz intensa, con la sensación de volver a un lugar conocido. Estamos en la recta final de nuestro largo viaje », explicaban felices Mumbrú Sanmartí.

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