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«Aún me pregunto por qué sobreviví yo, si ni siquiera sé nadar»


«Aún me pregunto por qué sobreviví yo, si ni siquiera sé nadar»

Los supervivientes del naufragio del 'Nuevo Pepita Aurora' afrontan elsegundo aniversario de una tragedia que segó la vida de ocho marineros

Caminar por la calle con José Crespo estremece por la cantidad de personas que le saludan, que le observan, que le desean lo mejor. Conmueve saber que esos gestos intentan ser un consuelo imposible, porque Manteco fue uno de los ocho supervivientes del naufragio delNuevo Pepita Aurora, el cerquero barbateño que el 5 de septiembre de 2007 se hundía en medio de un fuerte temporal de Levante cuando regresaba de faenar en Marruecos.
«Barbate aún se encoge cuando sopla un viento tan fuerte como el de aquel día. Yo, por ejemplo, sigo sin poder ir al puerto porque tiemblo todo. Ha sido muy fuerte, y es difícil olvidar que viste pasar los cadáveres de tus compañeros bajo tus piernas y no pudiste hacer nada por salvarlos».
Son palabras de este marinero profesional, con más de 22 años de experiencia en la mar, que aún hoy se pregunta «porqué sobreviví yo, si ni siquiera sé nadar».
El próximo sábado él y sus compañeros, arropados por sus familias «y por medio pueblo», volverán a recordar a los ocho marineros fallecidos, tres de cuyos cuerpos aún no han sido recuperados. Una sencilla ofrenda floral servirá para honrar su memoria.
Mientras seguirán tratando de rehacer sus vidas, a duras penas, porque Barbate aún depende en gran medida de la pesca como motor económico y a diario ve cómo otros hijos suyos se juegan la vida. «Hace poco un amigo me decía que cada vez que pasan por el Estrecho para ir a faenar se ponen los chalecos salvavidas y el patrón los llama a todos uno por uno». Y es que debe ser muy difícil olvidar una tragedia así cuando en las dos horas que atendió a LA VOZ ayer, Manteco y sus compañeros de tragedia recibieron hasta cinco llamadas de medios de comunicación para conocer cómo recuerdan el naufragio ahora que se acerca su segundo aniversario.
«Aquí se sigue arriesgando demasiado por una perra gorda. Con Levante no debería permitirse salir a faenar, pero hay armadores que no miran más que el dinero», lamentan los supervivientes.
En tratamiento psicológico permanente, todos tienen una última petición para pasar página; «que saquen el arma del crimen [el barco] del agua y se investigue para evitar que se repita». Eso depende del juez, que en breve terminará la instrucción de la causa y determinará las responsabilidades. Pero esa, aún hoy, es otra histora.

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